En una de las actividades de la Semana Cultural, conocimos cómo viven niños y niñas de otros lugares del mundo. Después de leer los textos y comentarlos, escribimos cartas con lo que querríamos decirles. Cada uno eligió a quién quería escribir. Sabemos que hay muchos niños y niñas como María, Pedro, César y Verónica. Nos gustaría que realmente ellos recibieran las cartas y que pudiéramos seguir comunicándonos.
Estos son los testimonio de los niños y niñas y las cartas de los alumnos y alumnas de La Torre.
Los tres primeros textos ( de María, Pedro y César) están tomados de una revista de manos Unidas. El de Verónica es una adaptación y está tomado de MAESTR@ DE PRIMARIA ( nº 85) correspondiente a Octubre de 2011. Es una publicación de Ediba Europa EON S.L.
ME LLAMO MARÍA .
Nací en Ciudad Guatemala que es la capital de Guatemala, aunque lejos de la Avenida Bolívar, que es una calle muy importante. Tengo 13 años y vivo junto a un vertedero en una casita de cartón, mejorada con hojalata, que construyó mi cuñado. Mi casa tiene dos habitaciones y en ella vivimos mi mamá y mis cinco hermanos, cuatro niños y una niña, más mi cuñado y la chiquitina, hija de mi hermana. Ellos tienen una esterilla grande para dormir y una manta, y duermen en otro rincón
A mi papá no le conocí. Era un campesino quiché, que es un pueblo indígena de Guatemala, y no hablaba castellano; se emborrachaba y un día se marchó. Tuve dos hermanitos más que murieron.
Me gusta mi casa. Ahora tenemos luz y Rigo, mi cuñado, traerá un televisor. Lo peor es que no tenemos agua, y tenemos que acarrearla desde lejos, y que a veces el ejército entra en nuestras casas para hacer registros. Cuando llueve o falta comida los vecinos organizan
ayudas. Antes iba a la escuela y caminaba y caminaba. Ahora me levanto a las cinco y marcho con mi mamá, vestidas con nuestras ropas quichés a trabajar al mercado de los blancos. Regreso a la una para ayudar a mi hermana y preparar la comida a los niños.
CARTA A MARÍA
La Torre, 27 de Febrero de 2012
Hola María: Soy Vanesa. ¿Qué tal estás? Me supongo que mal al tener que vivir así en una casa tan pequeña y además, que sois muchas personas.
Ojalá tuvieras una casa bien hecha y más grande.
También quería decirte que me da pena que no tengas padre, que tengas que levantarte muy pronto, e ir muy lejos andando a por agua, y no poder descansar ni un poco, porque cuando llegas a casa tienes que ayudar a tu hermana a preparar la comida.
También sé que cuando alguno está malo tenéis que andar y andar para poder ir al hospital que está muy lejos. También, que algunos días entran en vuestras casas unos militares a registraros y no os avisan. ¡Ah! y otra cosa más, también sé qué hacéis los
vecinos y vosotros una reunión para pedir ayuda. Con todo esto quiero decirte
que ojalá puedas tener cosas mejores.
Un beso muy fuerte.
Vanesa
ME LLAMO PEDRO
Hace tres meses que estábamos en Cochabamba (Bolivia). Antes vivíamos cerca de la mina donde trabajábamos todos, pero la cerraron y tuvimos que salir de allí. Mis hermanos, mi padre y yo hicimos en pocos días una casa con ladrillos, cartones y tablas, que encontramos en el basurero. Nos costó encontrar un sitio libre, pero por fin encontramos uno.
En algunas casas hay pozos de agua, pero a veces huele mal y no se puede beber. Nosotros no tenemos pozo y tenemos que comprarla a los aguateros que vienen algunos días cada semana. Dejamos el agua en unos bidones que tapamos con una sábana para que no entren las moscas. En todas las casas hay muchas moscas. Acuden al rinconcito donde hacemos pis y caca y que tiene un agujero que sale a la calle. Cerca de mi casa hay un canal
donde mi mamá lava la ropa. También sirve para regar los huertos y allí nos
bañamos cuando hace calor, aunque casi siempre huele mal.
Una vez, de repente, muchos niños se pusieron malos. Fue un médico
y dijo que era cólera. Mi madre y las madres de todos mis amigos nos llevaron corriendo a los hospitales de la capital, que estaban llenos de niños enfermos. Como allí no nos pudieron atender, los médicos dieron a las madres la solución. Y esas madres se lo dijeron a las otras. Todas se pusieron manos a la obra. Unas, con cucharas, cada poco rato, nos daban una cucharada de agua dulce, otras hervían el agua, y otras lavaban la comida. Al final todos nos curamos.
La Torre, 23 – 2 – 2012
Hola Pedro: He leído como vives tú y tu familia en Cochabamba. Oye, te voy a hacer una pregunta: ¿te gustaba ir a trabajar a la mina? Tú contéstame, pero yo creo que no te gustaba. Ojalá tuvieses agua en tu casa. Oye, una curiosidad, ¿cuánto dinero pagas a los aguateros por un litro de agua? Tú en tu casa, ¿tienes algún juguete hecho por ti? Si lo
tuvieras me gustaría que me lo enseñaras.
Un beso y un abrazo muy fuerte. Gabriel Guerra López.
ME LLAMO CESAR
Yo vivo en Asunción que es la capital de Paraguay.
Cuando tenía siete años, me iba con mi mamá al mercado; ella no quería que yo
estuviese sin hacer nada y me traía chicle para que lo vendiera en el mercado.
Al principio, sólo vendía en el mercado, pero luego me subía en el autobús que
iba al centro. Cuando se inundó nuestra casa, vivimos con otras personas en la Parquetera de Sajonia.
Después nos fuimos a Isla Valle. Cuando nos mudamos, yo estaba estudiando
5º curso. Ese año no terminé la escuela.
Al año siguiente se murió mi papá y tampoco pude acabar la escuela. Entonces
empecé a” lustrar” botas. Me llamaban “ Nati´ ü” , que quiere decir “mosquito”,
por ser chiquitito y muy flaco. Me levantaba a las 5,30 para coger el tren y
estar en la plaza a las 7, que es la hora a la que hay más clientes. A las 9
desayunábamos croquetas, empanadas o tortillas de maíz. En comprar comida se
nos iba la mitad de la plata (dinero), por eso a veces vendía chicles, caramelos, cafiaspirinas… Varias veces cambié de trabajo. Cuando el chicle subía, lustraba y cuando el betún
subía, vendía chicle.Ahora tengo catorce años y este año empecé otra vez la escuela. Me voy a ir de mañana y voy a lustrar una vez por semana y los sábados por la mañana. Yo quiero trabajar en otra cosa, tener un oficio.
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Hola César:
Yo soy Miguel y tengo 8 años. Vivo en un pueblo de Ávila y he leído tu carta, en la que cuentas todas las cosas que te han pasado. Creo que tengo mucha suerte porque yo no tengo que trabajar. Solo debo ir al colegio y estudiar. Espero que tengas más suerte para acabar la escuela y puedas tener un oficio.
Un beso: Miguel
ME LLAMO VERÓNICA
Me llamo Verónica y vivo en Ecuador, un país situado al noroeste de América del Sur y cuyo territorio se encuentra en ambos hemisferios. Quito es la capital y Guayaquil es la ciudad más grande y poblada. El idioma oficial de Ecuador es el castellano, el quechua
y el shuar, pero también se hablan otras lenguas de hace muchísimos años en los
pueblos indígenas.
Además de los hermosos paisajes que se encuentran en su territorio continental, costas, sierras y selvas, Ecuador posee el archipiélago de Galápagos, formado por diecisiete islas
grandes y más de cien pequeñas, y desde la costa hasta este lugar hay unos mil kilómetros de distancia. En estas islas podemos encontrar tortugas gigantescas, iguanas de hasta un metro de longitud y aves de diversos colores. Este parque Nacional de Ecuador fue el primer lugar del planeta declarado Patrimonio Natural de la Humanidad.
Curso sexto grado en la escuela primaria. En la escuela aprendo Español, Matemáticas, Inglés, Arte, Informática, Ciencias, Deportes y Música.
En Ecuador los niños y niñas vamos a la escuela de lunes a viernes, y desde las 9:00 hasta las 14:00 horas. El sábado y domingo son días de descanso y para compartir en familia.
Yo disfruto con mis amigos y amigas jugando a “El lobito”.
La Torre, 24 de febrero
Hola Vérónica: he leído tu carta y está muy bien. Me llamo Vega y vivo en un pueblo pequeño que se llama La Torre. Yo también voy al colegio de lunes a viernes pero a distintas horas y con cole por la tarde. Aquí jugamos casi siempre a pelota sentada. Tengo una hermana pequeña que tiene 3 años y que viene conmigo al cole y se llama Daniela. Un beso Vega.