El último día de la escuela de adultas, antes de mi viaje a Guatemala, nos despedimos con un rato de convivencia y con una «suculenta merienda» fruto del compartir de mis alumnas.
Yo no sabía nada más que era el último día. Me sorprendieron con lo que cada una llevó, café incluido, y disfrutamos y agradecimos la experiencia vivida. Las fotos dan crédito a lo que digo.
A todas ellas, mi agradecimiento y cariño. ¡ A la vuelta volvemos a encontrarnos y, por mí, seguiremos…