En una Asamblea de aula, a la vuelta de Navidad, nos planteamos qué podíamos hacer para que la Biblioteca tuviera más vida. Pensamos que podíamos recordar a la gente de la Torre que la biblioteca de la escuela está «abierta al pueblo»
Gabriel lo cuenta así: «En Enero de este año empezamos con un proyecto que consiste en animar a la gente del pueblo a leer. Primero hicimos un cartelito para meterlo en los buzones. Después, en una asamblea, elegimos el más bonito. Al día siguiente los imprimimos y los metimos por los buzones del pueblo o por debajo de la puerta»
¿Cómo surgió la idea de las mochilas?
Yo había oído hablar de «Las mochilas viajeras» incluso conocía lo que alguna compañera llevaba a cabo con sus alumnos. Distintas mochilas con libros variados iban a las casas de los niños y niñas de la escuela y cada cierto tiempo rotaban.
Ahora viene menos gente a la Biblioteca que hace unos años, porque el número de alumnos es menor y por el envejecimiento de la población. Entonces pensé que quizá en el pueblo hubiera personas mayores a las que les gustara leer y que no pudieran venir al aula. Fui preguntando a algunas de estas personas si les gustaba leer. Algunas me dijeron que leen revistas («del corazón») para entretenerse. Les pregunté si querían que les lleváramos libros a casa y empezamos con las que dijeron que sí.
Antes preparamos las mochilas con los libros, los separadores y una pequeña presentación, un texto puesto «en boca de los libros», como si fueran ellos los que hablaban.
«En otra asamblea, continúa Gabriel, dijimos que íbamos a hacer otra parte del proyecto, llamado mochilas viajeras. Unos días más tarde Vicen trajo cuatro mochilas para meter cinco libros en cada una. Las mochilas iban a rotar por cuatro casas del pueblo. A veces las personas mayores no pueden leer los libros porque tienen la letra muy pequeña. Cuando vamos a cambiar las mochilas, después de dos semanas, preguntamos a la gente a la que hemos llevado las mochilas si les han gustado los libros y a veces nos dan galletas o golosinas».
Ahora vamos » a escuchar» a Vanesa : «El día 20 de enero de 2012 empezaron a viajar las mochilas. En cuatro mochilas metimos cinco libros y se la llevamos a la gente mayor del pueblo a la que les gusta leer. Dentro de las mochilas metimos un separador y un papel en el que ponía: “Hola. Somos los libros viajeros. Venimos de la biblioteca de La Torre. Estaremos con vosotros dos semanas. Queremos que nos respetéis como si fuéramos vuestros. No dobléis las hojas. Usad separadores. Adiós. Pronto llegarán otros compañeros nuestros»
Cada quince días vamos a las casas haciendo una ruta y las mochilas van rotando. Las personas son: Julián, Concha, Angelines y Pedro.
A veces nos dicen que les tenemos que coger libros con una letra un poquito más grande que la que tienen los libros que les hemos llevado, porque no la ven. Pesamos que esta actividad les gusta.
Las personas que no son tan mayores vienen a la biblioteca a por libros y luego después de dos semanas, como máximo, los traen.
A mí me parece que es una buena experiencia para que las personas mayores puedan disfrutar de los libros tan buenos que tenemos en la biblioteca».
Tendremos que seguir pensando en posibles actividades con estas personas: que nos cuenten algo de lo leído, que vengan en el buen tiempo algún día a la escuerla a ver la Biblioteca o a alguna actividad organizada por nosotros para ellos.
Mañana nos toca hacer intercambio de mochilas.